Pudin de pan de Doña Carina Tucumán (Argentina)

Un día de 2004, Doña Carina golpeó la puerta de mi casa. Llevaba una pequeña maleta y muchos sueños traídos desde su natal Argentina. No la conocía, pero hacía teatro como yo y teníamos amigos en común, por quienes, le abrí las puertas de mi hogar. Pasaron tres meses y, en ese tiempo, me enseñó a hacer ñoquis, torrejas de arroz y, mi favorito, el pudín de pan. Poco a poco, la distancia entre nosotras fue desapareciendo y nos hicimos amigas, así fue como me enteré que ella no estaba sola pues en su vientre latía un pequeño corazón. Hoy, ese corazón late en un hermoso joven que no me conoce, pero siento cercano a pesar de la distancia. Con mi amiga, no nos hemos visto desde su regreso a Tucumán,  pero recuerdo su sonrisa franca en cada receta que me heredó.